Anda tentando a la inspiración,
caliente en su odio enebro.
Celosa se quema las caricias y el después.
Atrás han pasado siglos de escala circular,
del viento que se derrama en su nombre,
del silencio que censura sus lamentos,
sus horas sin vitral.
Se vierte sobre su reflejo,
se adhiere sin compás.
Desnuda es en blanco y negro,
sin mas piel que disfraz.
Se tatua ella pupila,
se lagríma sin llorar.
Habla en voz baja
muerta de si misma
para siempre...
desde siempre...
Fabuloso poema, un saludo y un abrazo enorme Dolores, besos.-
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